domingo, 6 de abril de 2008

R.I.P. No Depression Magazine

La revista más distinguida del Americana echa el cierre. El próximo número de No Depression (ND), el #75, será el último de una serie periodística que vio la luz por primera vez allá por 1995. En el editorial del último número, sección regular titulada “Hello Stranger”, Grant Alden y Peter Blackstock (las mentes pensantes detrás de ND) explican las causas (directas e indirectas) de esta malaventura.

La causa principal está directamente relacionada con el descenso del número de anunciantes en la revista. Según señalan Alden y Blackstock, los ingresos por publicidad son hoy un 64% de los recibidos hace sólo dos años. Como causa indirecta se menciona la incipiente caída de la industria de la música: las casas discográficas se ven obligadas a reducir gastos, y el recorte más inmediato parece ser siempre el de la publicidad en prensa. Así también, el cierre de pequeños negocios ha dificultado la distribución tradicional (en quioscos, tiendas de discos, etc.) de ND. Otras causas indirectas son el encarecimiento del papel y la subida del precio de los envíos por correo.

Resulta (cuando menos) curioso que, a pesar de que casi todo lo relacionado con el término “alternative country (whatever that is)” parece estar predestinado a no vender (o a vender muy poco), el número de copias distribuidas de ND no hizo sino aumentar progresivamente durante sus primeros 10 años de vida. De hecho, Alden y Blackstock apuntan que lo más frustrante para ellos es que el número de lectores de ND no ha disminuido significativamente en los tres últimos años.

Llegados a este punto, ladies and gentlemen, podemos preguntarnos… “¿Cuál ha sido el papel y/o la repercusión de ND durante estos 13 años?”

No Depression” es una frase repleta de referentes. Sin embargo, puede ser desambiguada fácilmente. No Depression In Heaven” nos retrotrae al punto de partida de la historia del country. En 1936, durante la Gran Depresión americana, A. P. Carter, el cabeza de familia de los Carter, escribía una canción con la que pretendía infundir ánimo a todos aquellos que se habían visto obligados a abandonar sus hogares en busca de trabajo. No Depression (Uncle Tupelo)” nos acerca hasta principios de la década de los 90.

El disco de los de Illinois (Jeff Tweedy y compañía) fue una declaración de intenciones limpia y transparente: hagamos música (rock & roll, powerpop, punk... ¿qué más da?) sin olvidar nuestras raíces. Ya por entonces renegaba el mainstream country de sus artistas clásicos más maduros (como si de Woodys cualesquiera se tratara). Muchos de estos artistas fueron prácticamente barridos de gran parte de las emisoras de radio country, que se llenaron de jóvenes atléticos y atractivos, pero (en su mayoría) insulsos y anodinos.

No Depression Magazine” es un homenaje a la iniciativa de grupos como Uncle Tupelo. En sus comienzos, ND cubría (casi exclusivamente) las vicisitudes de bandas y artistas en la zona de Carolina del Norte (Whiskeytown, Ryan Adams, Jim Lauderdale, etc.). Después, decidió rescatar a los grandes del country, marginados por las emisoras mainstream, los cuales vieron en el espíritu conciliador de la revista una mano salvadora. Así, genios como Johnny Cash, George Jones, Gram Parsons, Willie Nelson, Emmylou Harris o Porter Wagoner comenzaron a compartir escenario de papel con los jóvenes de la nueva ola tradicionalista, como Golden Smog, los Jayhawks, Lucinda Williams, Alison Krauss, Drive-By-Truckers, Minus 5, etc. (por citar algunos).

Nos hemos dado un paseo por la galería de portadas que la web www.nodepression.net ofrece a sus visitantes. Allí nos hemos embelesado con fotos, caricaturas y artworks de grupos y artistas de la calidad de Wilco, Whyskeytown, Emmylou Harris, Loretta Lynn, Merle Haggard, Johnny Cash, Gram Parsons, Porter Wagoner, Lucinda Williams, John Fogerty o Josh Ritter (entre muchos otros).

También hemos aprendido datos curiosos, como el que revela que el borrador del issue menos vendido (#69) incluía a una Miranda Lambert algo descocada en la portada. El rechazo de los colaboradores fue tal que, finalmente, el número se editó con una foto diferente (juzguen ustedes). Éste, reconoce Grant Alden en su blog, fue el primer y último acercamiento de la revista a los dominios del llamado “modern country”.


La gran mayoría de estos ejemplares aún puede pedirse a través de la web... Eso sí, en el futuro podré contar que al menos me suscribí a tiempo para recibir los cinco últimos números de ND en casa. Además, el libro “The Best of No Depression: Writing about American Music” (un conjunto de los mejores artículos publicados en la revista entre 1998 y 2005), que descansa en una de las estanterías de la biblioteca del Auditorio, siempre será un consuelo. No obstante, en el Auditorio Ryman se nos forma un pequeño nudo en el estómago al hacernos la pregunta (que, creemos, es) clave en todo este asunto: ¿quién seguirá ahora… “surveying the past, present, and - sobre todo - future of American music”?

¡Hasta siempre, No Depression Magazine!