domingo, 19 de octubre de 2008

Country couture: el estilo Nudie


Buenas.  Bienvenidos al Auditorio Ryman de nuevo (perdón por haberles hecho esperar tantísimo tiempo).  Antes de empezar, me gustaría agradecerle a Porerror, conductor del blog (de calidad) Estatuas Verdes, el haberme recordado lo entretenido y curioso que podía llegar a resultar el tema de hoy.  Después de todo, los trajes Nudie (en inglés, “Nudie suits”) bien podían haber formado parte del “universo Estatuas Verdes”.

Dicho esto, comenzaré con una afirmación casi innegable: los trajes Nudie son “lo máximo” en lo que a ropa se refiere dentro del mundo del Country. Todo “donalguien” ha llevado un traje Nudie propio (y exclusivo): si no, atiendan; ahí tienen ustedes a Hank Williams, George Jones, Ricky Nelson, Johnny Cash, Porter Wagoner, Michael Nesmith, Glen Campbell, Jim Lauderdale y un largísimo etcétera. La verdad es que resulta difícil pensar en los artistas más emblemáticos del Country y no visualizarlos enfundados en sus trajes Nudie.

Todo este “fashionismo” empezó cuando a Nudie Cohn (un sastre emigrado de Rusia a E.E.U.U. a mediados de los años 30) se le ocurrió la brillante idea de decorar con incrustaciones de bisutería los trajes de vestir que los “cowboy dandies” de la Costa Oeste le encargaban, añadiéndoles bordados pomposos y coloristas a más no poder.

Detalle del traje de Hank Snow

Lo crean o no, la repercusión de los diseños fue extraordinaria. Salir al escenario con un traje de Nudie era algo tan “cool” que no muchos pudieron resistirse. Tex Williams y su banda (los Western Caravan) fueron los primeros en llevarlos en público.

El Señor Nudie pasó entonces de tener una tiendita modesta en North Hollywood a recibir aluviones de encargos de los artistas más variopintos (entre sus clientes se encuentran Ronald Reagan, Cher, Michael Landon, Elton John, etc.). Sin embargo… ¿Saben cuál es el traje más famoso de Nudie Cohn? Quizás recuerden el traje de oro de Elvis. Ése que aparece en la portada del disco 50,000,000 Elvis Fans Can’t Be Wrong: Elvis’ Golden Records, Vol. 2 (1959). Pues bien, el propio Nudie lo cosió para El Rey (10.000 dólares le costó la broma), lo que le garantizó pan para comer hasta el día de su muerte.

Bien pasados los años 50, cuando el Country-rock cogía fuerza, Nudie contaba ya con una reputación inmejorable. Por entonces, su yerno, Manuel Cuevas, que se había convertido en su mano derecha, se encargaba de diseñar los trajes de la nueva ola de jóvenes artistas. Se dice que los trajes de los Beatles en la portada del Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (1967) son suyos (no me atrevería a afirmarlo porque no he encontrado referencias demasiado fiables). En fin, mientras... Nudie se dedicaba a pasearse con las estrellas, “tunear” sus coches, tocar la mandolina y engalanar caballos.


Nudie Cohn con Emmylou Harris, Dolly Parton y Sylvester Stallone

Uno de los jóvenes de esta nueva hornada fue Gram Parsons, quien, en su afán por incorporar lo tradicional y lo clásico a los tiempos que corrían, decidió caracterizar a los Flying Burrito Brothers con trajes Nudie. La gracia de la ocurrencia era, no obstante, que los bordados representaran elementos destacables en sus vidas. Así nació el famoso traje Nudie de Gram Parsons: drogas, hojas de marihuana, mujeres desnudas y… una gran Cruz en la espalda. En el documental Gram Parsons: Fallen Angel (Gandulf Henning, 2004), se puede ver a Manuel Cuevas afirmando lo siguiente (atentos): What he was transferring to me in the form of ideas for making the suit, was the actual way that he wanted to die: from the flames to the Cross to the marijuana to the pills and to the girls. Ahí queda eso.

Nudie Cohn murió en toda la cima del éxito en 1984. Sus trajes nunca han llegado a caer en desuso. Tras su muerte, Manuel Cuevas, ya divorciado de la hija de Nudie, trasladó su propio negocio (Manuel’s Exclusive Clothier) a Nashville (Tennessee). Hoy día, los trajes Nudie que se ven (el nombre ya sólo representa el estilo) son suyos.

Jeff Tweedy, de Wilco, con un traje de Nudie

Con medio post ya escrito, el fin de semana pasado, en una pequeña librería de Charing Cross Road, en Londres, descubrí, casualmente… ¡un libro sobre Nudie!: “Are you a fashion designer?”, me preguntó el dependiente, burlón, al pagarlo. Muchos pensarán que los trajes Nudie son lo más hortera del mundo (es debatible), pero lo que resulta incuestionable es que su éxito es, claramente, arrollador. Como ya dijera Glen Campbell allá por los 70 (y David Hasselhoff en los 90), “I’m gonna be where the lights are shinin’ on me / Like a rhinestone cowboy / Riding out on a horse in a star-spangled rodeo / Like a rhinestone cowboy”.

domingo, 1 de junio de 2008

Los ángeles del Country

Out with the truckers and the kickers and the cowboy angels,
And a good saloon in every single town…

- Gram Parsons

Ladies and gentlemen, un millón de gracias por su paciencia...

Los ángeles del Country... ¿A alguien más le inquieta la devoción generalizada de la música Country por los ángeles...? Tranquilos, no esperaba que respondieran afirmativamente. Sin embargo, sí creo que se trata de un fenómeno lo suficientemente interesante como para que el Auditorio Ryman se haya atrevido a dedicarle una entrada. Ya me dirán.

Muy a menudo me topo con canciones que humanizan a estos seres celestiales – los ángeles – y los sitúan en ambientes tradicionalmente asociados a la música Country, como los honky tonks (establecimientos – bares – vagamente parecidos a los antiguos salones del Oeste americano, con un único ornamento básico e indispensable: el jukebox o gramola). Expresiones como “cowboy angels” o “honky tonk angels” se repiten en multitud de letras de canciones, títulos de álbumes, recopilatorios, tributos, obras de consulta, etc. para hacer referencia a… ¿qué exactamente? Quizás no les descubra nada trascendental en este post, pero la curiosidad me obliga a intentar aclararlo.

La verdad es que todo este interés se me despertó hará aproximadamente cinco meses. En uno de los álbumes recopilatorios que suele regalar la revista Uncut (en concreto, en el llamado Drifter’s Escape: The music that inspired John Wesley Harding and Nashville Skyline) aparecía una canción que desconocía, pero que me llamó la atención especialmente: “The Wild Side Of Life” (1952), interpretada por Hank Thompson. Como suele ocurrirme con muchas de las cosas que aprendo, a raíz de conocerla, escucharla y disfrutarla comencé a encontrar reseñas y referencias a “The Wild Side Of Life” por doquier. La más extensa aparecía en un artículo-homenaje que el primer No Depression del 2008 (#73) dedicaba a Hank Thompson, con motivo de su reciente fallecimiento. En él se contaba la historia de esta canción, sobre la que destacaré dos datos curiosos: (i) además de mantenerse en el puesto #1 de las listas de Country durante 15 semanas, (ii) “The Wild Side Of Life” es famosa por haber inspirado la canción-respuesta “It Wasn’t God Who Made Honky Tonk Angels”, interpretada por una Kitty Wells inexperta, quien, no obstante, logró convertirse en la primera mujer en ocupar la cima del Billboard de Country.

El pulso entre géneros fue, cuando menos, llamativo:

HANK THOMPSON: “I didn’t know God made honky tonk angels, / I might have known you’d never make a wife. / You gave up the only one that ever loved you, / And went back to the wild side of life.”

KITTY WELLS: “It wasnt’t God who made honky tonk angels / As you said in the words of your song. / Too many times married men think they’re still single, / That has caused many a good girl to go wrong.”

Creo que resulta adecuado afirmar que, en este contexto, “honky tonk angels” no es sino una imagen. La expresión se utiliza para hacer referencia a las mujeres de valores un tanto diferentes a los de la América más conservadora y tradicional (Hank Thompson parece reprocharse: ¿en qué estaría yo pensando al creer que una mujer que frecuenta un honky tonk podría ser una buena esposa?). En otras palabras: “honky tonk angel” = chica mala.

El propio Elvis hace uso de esta metáfora en su interpretación de “There’s a Honky Tonk Angel (Who Will Take Me Back In)” (original por Conway Twitty), incluida en su álbum Promised Land (1975): “… If you don’t want the love I can give you, / Well, there’s a honky tonk angel who will take me back in. También los Flying Burrito Brothers reproducen esta estampa. En “Your Angel Steps Out Of Heaven” (Sleepless Nights, 1976) Gram Parsons canta: “Your angel steps out of heaven each night. / Her heaven’s not the same as you’re living in, / It’s any place where there’s music and a free drink from him.”

Por otro lado, encontramos también menciones a los ángeles procedentes del (sub-)subgénero Country llamado bluegrass-gospel, que se caracteriza fundamentalmente por la temática Cristiana de sus letras. Los Louvin Brothers son, quizás, los artistas más representativos de este género. En su álbum Satan Is Real (1960) exponen sus creencias y convicciones religiosas a través de numerosas referencias bíblicas: “God”, “Jesus”, “Satan”, “salvation”, “river of Jordan” y, por supuesto, “angels”.

Gram Parsons fue un gran admirador de esta tradición, que incorporó a sus trabajos mediante versiones de canciones como “The Christian Life” o “The Angels Rejoiced Last Night” (ambas de los Louvin Brothers), y también a través de composiciones propias como “Return Of The Grievous Angel” o “In My Hour Of Darkness”. Su prematura (y trágica) muerte ha dado lugar a multitud de exaltaciones sobre su persona; este hecho, unido, quizás, a las múltiples vinculaciones que con el término “ángel” hubo a lo largo de su vida (su último álbum se tituló Grievous Angel, en sus letras hacía referencia a “cowboy angels”, la banda que le acompañó en sus últimas giras se llamó los Fallen Angels…) ha provocado que muy frecuentemente veamos su imagen asociada a esta palabra. La expresión “ángel vaquero” (me aventuro a sugerir) contiene un ramalazo de sensibilidad que contrastaría con la dureza implícita en la palabra “cowboy”

En fin… Visto está que los ángeles del Country (los de las metáforas) tienen también algo de eufemístico. Dada la relación entre este género musical y la ideología conservadora(-Cristiana) de la mayoría de sus oyentes, no resulta extraño pensar que la expresión “ángel del honky tonk” se utilizara como una forma correcta y agradable de decir “chica bonita pero problemática”.  Entonces, parece que todo se reduce a algo tan simple como el uso más o menos sutil del lenguaje (que, al fin y al cabo, es uno de los muchos recursos de la canción).  ¿Se imaginan a Hank Thompson utilizando el vocabulario de los Rolling Stones en “Honky Tonk Women” (1969)? No creo que hubiera resultado muy recomendable para un miembro del staff permanente del Grand Ole Opry

I met a gin soaked, bar-room queen in Memphis,
She tried to take me upstairs for a ride…”
- Jagger / Richards

domingo, 6 de abril de 2008

R.I.P. No Depression Magazine

La revista más distinguida del Americana echa el cierre. El próximo número de No Depression (ND), el #75, será el último de una serie periodística que vio la luz por primera vez allá por 1995. En el editorial del último número, sección regular titulada “Hello Stranger”, Grant Alden y Peter Blackstock (las mentes pensantes detrás de ND) explican las causas (directas e indirectas) de esta malaventura.

La causa principal está directamente relacionada con el descenso del número de anunciantes en la revista. Según señalan Alden y Blackstock, los ingresos por publicidad son hoy un 64% de los recibidos hace sólo dos años. Como causa indirecta se menciona la incipiente caída de la industria de la música: las casas discográficas se ven obligadas a reducir gastos, y el recorte más inmediato parece ser siempre el de la publicidad en prensa. Así también, el cierre de pequeños negocios ha dificultado la distribución tradicional (en quioscos, tiendas de discos, etc.) de ND. Otras causas indirectas son el encarecimiento del papel y la subida del precio de los envíos por correo.

Resulta (cuando menos) curioso que, a pesar de que casi todo lo relacionado con el término “alternative country (whatever that is)” parece estar predestinado a no vender (o a vender muy poco), el número de copias distribuidas de ND no hizo sino aumentar progresivamente durante sus primeros 10 años de vida. De hecho, Alden y Blackstock apuntan que lo más frustrante para ellos es que el número de lectores de ND no ha disminuido significativamente en los tres últimos años.

Llegados a este punto, ladies and gentlemen, podemos preguntarnos… “¿Cuál ha sido el papel y/o la repercusión de ND durante estos 13 años?”

No Depression” es una frase repleta de referentes. Sin embargo, puede ser desambiguada fácilmente. No Depression In Heaven” nos retrotrae al punto de partida de la historia del country. En 1936, durante la Gran Depresión americana, A. P. Carter, el cabeza de familia de los Carter, escribía una canción con la que pretendía infundir ánimo a todos aquellos que se habían visto obligados a abandonar sus hogares en busca de trabajo. No Depression (Uncle Tupelo)” nos acerca hasta principios de la década de los 90.

El disco de los de Illinois (Jeff Tweedy y compañía) fue una declaración de intenciones limpia y transparente: hagamos música (rock & roll, powerpop, punk... ¿qué más da?) sin olvidar nuestras raíces. Ya por entonces renegaba el mainstream country de sus artistas clásicos más maduros (como si de Woodys cualesquiera se tratara). Muchos de estos artistas fueron prácticamente barridos de gran parte de las emisoras de radio country, que se llenaron de jóvenes atléticos y atractivos, pero (en su mayoría) insulsos y anodinos.

No Depression Magazine” es un homenaje a la iniciativa de grupos como Uncle Tupelo. En sus comienzos, ND cubría (casi exclusivamente) las vicisitudes de bandas y artistas en la zona de Carolina del Norte (Whiskeytown, Ryan Adams, Jim Lauderdale, etc.). Después, decidió rescatar a los grandes del country, marginados por las emisoras mainstream, los cuales vieron en el espíritu conciliador de la revista una mano salvadora. Así, genios como Johnny Cash, George Jones, Gram Parsons, Willie Nelson, Emmylou Harris o Porter Wagoner comenzaron a compartir escenario de papel con los jóvenes de la nueva ola tradicionalista, como Golden Smog, los Jayhawks, Lucinda Williams, Alison Krauss, Drive-By-Truckers, Minus 5, etc. (por citar algunos).

Nos hemos dado un paseo por la galería de portadas que la web www.nodepression.net ofrece a sus visitantes. Allí nos hemos embelesado con fotos, caricaturas y artworks de grupos y artistas de la calidad de Wilco, Whyskeytown, Emmylou Harris, Loretta Lynn, Merle Haggard, Johnny Cash, Gram Parsons, Porter Wagoner, Lucinda Williams, John Fogerty o Josh Ritter (entre muchos otros).

También hemos aprendido datos curiosos, como el que revela que el borrador del issue menos vendido (#69) incluía a una Miranda Lambert algo descocada en la portada. El rechazo de los colaboradores fue tal que, finalmente, el número se editó con una foto diferente (juzguen ustedes). Éste, reconoce Grant Alden en su blog, fue el primer y último acercamiento de la revista a los dominios del llamado “modern country”.


La gran mayoría de estos ejemplares aún puede pedirse a través de la web... Eso sí, en el futuro podré contar que al menos me suscribí a tiempo para recibir los cinco últimos números de ND en casa. Además, el libro “The Best of No Depression: Writing about American Music” (un conjunto de los mejores artículos publicados en la revista entre 1998 y 2005), que descansa en una de las estanterías de la biblioteca del Auditorio, siempre será un consuelo. No obstante, en el Auditorio Ryman se nos forma un pequeño nudo en el estómago al hacernos la pregunta (que, creemos, es) clave en todo este asunto: ¿quién seguirá ahora… “surveying the past, present, and - sobre todo - future of American music”?

¡Hasta siempre, No Depression Magazine!

domingo, 16 de marzo de 2008

Gary Louris y su "vagabundo" errante

El 19 de Febrero de este mismo año salía a la venta “Vagabonds” (Rykodisc), el primer álbum de Gary Louris en solitario. El ex-Jayhawks de Toledo (Ohio) emprende así su primera aventura al frente de un proyecto propiamente suyo. Dos semanas después “Vagabonds” llegaba a nuestros oídos (literalmente). Un día más tarde estaba claro que Gary Louris sería el siguiente artista invitado en el Auditorio Ryman.

Desde el primer acorde de guitarra hasta el último tarareo sostenido, Louris deja claro que el disco no es sino un viaje interior en busca de respuestas: “strip it down to what you can believe in” (sobre algo en lo que poder creer), “today is the day / my branches bear their fruit / all my labour will be rewarded” (sobre la recompensa que esperamos al hacer algo que está bien), “is there a lesson here for me to learn / for me to follow?” (sobre la necesidad de aprender). La voz de Louris, casi un susurro en “True Blue”, es su instrumento más intimista. La atmósfera creada por el pedal steel y el piano (especialmente sobresaliente en “To Die A Happy Man”) nos aleja de la dimensión terrena. Es una sensación inconsciente; nos damos cuenta a posteriori, cuando el sonido ha desaparecido. Volvemos gradualmente a la realidad con las voces del coro en “She Only Calls Me On Sundays”. Definitivamente, podemos afirmar que “Vagabonds” es un álbum de madurez. Louris ya no es el chico que cantaba “Jane, why don’t you give a damn” con Golden Smog; ahora sus preocupaciones son otras y este su debut en solitario nos abre la puerta a algunos de sus sentimientos.

Para la grabación del disco, Louris y su productor, Chris Robinson (de los Black Crowes), se encerraron en un estudio en el barrio de Laurel Canyon, en Los Ángeles (paréntesis en toda regla: ¿han visto la película “La calle de las tentaciones”?), con una banda compuesta por músicos itinerantes (además de los elegidos para la ocasión), y un grupo de artistas varios que formaron un coro de primera. El Laurel Canyon Family Choir (como vino a llamarse dicho coro) lo componen: el propio Chris Robinson, Susana Hoffs (de las Bangles), Jenny Lewis (componente de Rilo Kiley y autora del sorprendente “Rabbit Fur Coat”, del 2006, junto a las gemelas Watson), y las hermanas Chapin (genial su adaptación de “Toxic”, de Britney Spears). Si antes decíamos que la voz de Louris es su instrumento más intimista, ahora añadimos que los cuidados arreglos del coro (sobre todo, en “To Die A Happy Man” y “We’ll Get By”) derrochan espiritualidad a raudales sobre las canciones.

El resultado es impresionante. Las voces, junto a un pedal steel casi llorón, unos punteos de guitarra eléctrica que parece pedir perdón por estar sonando (“Black Grass”), un piano muy comedido (“Meandering”), la guitarra acústica (siempre presente), la armónica de “Vagabonds”, y un fenomenal entendimiento de los músicos en directo, hacen de este disco una pequeña (y sobria) joya del country-folk.

Y nos alegramos, puesto que parece que no será la última que habrá de ofrecernos Louris este año. En el último número de la revista americana No Depression (#74), a colación de una entrevista con nuestro invitado, se anuncia a bombo y platillo la inminente publicación de un álbum de colaboración entre Mark Olson y Gary Louris (líderes los dos de los Jayhawks; antes y después – respectivamente – de la marcha de Olson): el disco Olson-Louris se llamará “Ready For The Flood”. Al parecer, la idea del álbum surgió después del tour que ambos compartieron en 2006. En su página web, Louris explica que aún no está muy claro si el álbum saldrá a la venta en verano o en otoño. Lo que sí sabemos es que lleva listo desde enero del 2007.

Está claro que el ajuste de fechas ha tenido que ser complicado. En junio del 2007 se publicaba “The Salvation Blues”, el (también) debut de Mark Olson en solitario (¡recomendado!). Ahora se hace lo propio con el “Vagabonds” de Louris. Nos preguntamos (a pesar de estar encantados) si tanto release Jayhawks-relacionado no revertirá (de aquí a unos meses) en un sentimiento de “uf, ¿más Jayhawks?” hacia nuestro querido Louris (quien ya ha suspendido parte de su gira por la Costa Oeste, debido, principalmente, a la falta de interés del público californiano). Desde el Auditorio, ¡todo nuestro apoyo, Gary!

Una petición: si sólo tienen tiempo para escuchar una o dos canciones del “Vagabonds” (el disco está disponible – al completo – en el MySpace de Louris), vayan directamente a “D. C. Blues” (extremadamente recomendable para los nostálgicos de la Costa Este americana) y “Black Grass” (no sabemos muy bien por qué, pero nos recuerda a Simon & Garfunkel). Si hay tiempo para una tercera, elijan ustedes una de las siguientes: “She Only Calls Me On Sundays”, “Vagabonds”, o “I Wanna Get High”. Sobre todo, no se olviden de disfrutarlas.

domingo, 9 de marzo de 2008

Country-Rock con acento británico

Mis más sinceras disculpas, ladies and gentlemen. El Auditorio Ryman se ha quedado sin maestro de ceremonias durante unos días, lo cual ha dado lugar al break de (exactamente) dos semanas en la serie de entradas de este blog.

En el post de hoy intentaré excusar dicho lapso a través del repaso de mis andanzas por la ciudad que me ha mantenido alejada de esta ocupación “bloguera”: Londres.

En Octubre del 2007 hacía la reserva para tres noches de hotel en la capital inglesa. Ese mismo mes, en el número 242 de la revista Ruta 66, aparecía (muy oportunamente) un artículo titulado “British Country-Rock: Visita a la escena londinense del Americana”. El texto (fantástico) de Eduardo Ranedo hace justicia a los más destacados solistas y bandas de Londres que se dedican al country alternativo (llámenlo alt.country o Americana). Tras la lectura del artículo empecé a elaborar una lista: “Country-Rock con acento británico”. Sin demasiado orden ni concierto, en ella incluí nombres de grupos (The Rockingbirds, Redlands Palomino Co., Grand Drive, The Tailors y The Snakes), revistas (Uncut, Maverick y Bucketfull of Brains), lugares de referencia (el club Sin City – algún día, quizás), datos curiosos (la mayoría procedentes de la “guía del creyente”), etc.

Además, gracias a las aportaciones del público de este Auditorio, la lista creció (y vaya si lo hizo… hasta tal punto que dejó de ser “de acento británico” exclusivamente): Steve Earle, Jim Lauderdale, Amy Rigby y… otra vez de vuelta al taste inglés, John Wesley Harding… fueron añadidos). ¿El objetivo? Visitar los HMV – FOPP – Zavvi de Londres en busca de alguno de los items de mi lista.

The truth is, una vez en Londres, la búsqueda no resultó tan fructífera como había imaginado. No obstante, como casi siempre, encontré más cosas de las que buscaba. Así que, después de todo, volví a casa más que contenta. Ya me dirán…

En la tienda Rough Trade (al lado de Portobello Road) encontré dos de los discos estrella de este viaje: “See The Morning In” (2002), de Grand Drive, y “Songs From The Satellites” (2006), de los Snakes. La banda Grand Drive la lideran los hermanos Wilson (no he podido resistir la tentación de escribirlo así): Danny y Julian. A pesar de haber crecido en Londres, los Wilson proceden de Australia (hecho que, ya de paso, nos viene a explicar por qué el acento del vocalista – Danny – no resulta demasiado artificial). See The Morning In” fue su tercer álbum en Inglaterra, pero también su álbum de presentación en E.E.U.U. (fue lanzado por dos discográficas diferentes: Gravity y BMG). La web de crítica musical allmusic.com los compara con Wilco y Whiskeytown. En el Auditorio Ryman creemos que la comparación es un poco altiva, pero (no por ello) queremos quitarle mérito al Pop plagado de sonidos Americana (“Firefly” y “Track 40”, sobre todo) y melodías preciosistas (“You and I”) de los hermanos Wilson. Son, coincidiendo con el calificativo de Eduardo Ranedo, “una linda golosina”. Tanto es así que Gran Drive han sonado ya más de tres veces en mi coche…

El disco de los Snakes, “Songs From The Satellites”, es el álbum de debut de esta banda de Wiltshire. Se trata de un disco mucho más eléctrico que el anterior. Los Snakes sí recuerdan a Whyskeytown (e incluso a los Jayhawks). “Li’lb”, “Homecoming Day”, “Old Country” y “Satellite Town” son ejemplos perfectos de country-rock. Los continuos riffs de guitarra resultan en ritmos tremendamente contagiosos, las letras se centran en aspectos tan cotidianos como la espera de un tren en una estación (“Li’lb”) o un desayuno aburrido (“Drag You Down”), y… el resultado es muy, muy atractivo.

Otros protagonistas de este viaje han sido Amy Rigby (sólo pude encontrar “Til The Wheels Fall Off”, del 2003, pero me ha parecido un álbum genial), Steve Earle (con su “Guitar Town”, de 1984), y los recopilatorios de tres artistas femeninas imprescincibles: Kitty Wells, Patsy Cline y Loretta Lynn.

¿Mis grandes decepciones? Jim Lauderdale, John Wesley Harding y los Rockingbirds… No pude encontrarlos en ningún sitio.

De todas formas, sin comerlo ni beberlo he vuelto al Auditorio con material suficiente para escuchar, leer, rumiar y disfrutar durante... meses. En cuanto a la lectura, lo que más me llama son los dos últimos takes de la revista Uncut, que incluyen los capítulos 2 y 3 de la serie “Uncut’s Pioneers of Country Rock” (sobre el nacimiento del Americana moderno). La serie fue inaugurada con Bob Dylan. Los Byrds y Gram Parsons hacen el capítulo 2. Mike Nesmith protagoniza el capítulo 3 (a la venta durante todo este mes). El capítulo final estará dedicado a Gene Clark. Ahí es nada…

En fin… a punto estuve de traerme una camisa tipo Nudie (si os parece mínimamente interesante todo esto del country, no os perdáis la tienda Jessie Western, justo al principio del mercado de Portobello), pero decidí dejarlo (por si voy a Nashville…).

Goodbye, London; Hello, Nashville!

(Dedicado a mi amiga Ana, que tan pacientemente ha sufrido mi afición a la música durante este viaje.)

domingo, 24 de febrero de 2008

Emmylou Harris: "Queen Of The Silver Dollar"

En el Auditorio Ryman todo han sido nervios, entusiasmo y alegría desde que el 12 de Febrero se hiciera pública la siguiente noticia: Emmylou Harris entrará a formar parte del célebre Country Music Hall of Fame este mismo año.  Ladies and gentlemen, lo crean o no, este es el mayor reconocimiento que un artista de música country puede recibir.

Desde luego, si alguien me pidiera que eligiese a una artista femenina capaz de representar el espíritu country de los últimos 35 años (me ha parecido oírselo a alguien en el público), mi respuesta sería: “Emmylou Harris”.

Tanto es así que la semana pasada me regalaron (¡qué bien me conocen!) el quinto/sexto disco de Emmylou: “Blue Kentucky Girl” (1979).  La selección de canciones no podía ser más exquisita: “Hickory Wind” (Gram Parsons), “Save The Last Dance For Me” (llevada por los Drifters al número 1 en América) o “Everytime You Leave” (de los Louvin Brothers).  Suele decirse de este disco que es su esfuerzo más notable por acercarse de nuevo a la esencia de la “música cósmica americana” (crédito a Gram Parsons) de sus comienzos.  Ella misma confiesa que, en “Blue Kentucky Girl”, puso toda su creatividad al servicio del country (en reacción a los comentarios de los críticos más puristas, que atribuyeron el éxito en las listas de su anterior disco, “Quarter Moon In A Ten Cent Town” (1978), a los arreglos pop de las canciones).  En este sentido, “Blue Kentucky Girl” fue como dar un paso atrás: “No Beatles song. Just very, very pure.  De ahí también, quizás, la apariencia “pseudo-vintage” de la artista (como si de una Kitty Wells de los 70 se tratara) en la portada.

Los comienzos de Emmylou Harris en el country se encuentran ligados a los dos álbumes (“preciosísimos”) de Gram Parsons en solitario: “G.P.” (1973) y “Grievous Angel” (1974).  Esto es así porque a Emmylou la descubrieron los Flying Burrito Brothers en un club de Washington allá por 1971 (cuando Gram Parsons, líder de la banda, andaba rumiando la idea de comenzar su propio proyecto en solitario).  

Antes de volar a Los Ángeles para grabar con Gram Parsons, Emmylou apenas había oído country: Hank Williams, Woody Guthrie, y poco más.  Después de escuchar a los muchos artistas con los que Gram Parsons se entusiasmaba (los Louvin Brothers, Merle Haggard o George Jones, además de Elvis Presley, claro está), Emmylou afirma que se convirtió en una “fanática del country”.

Su colaboración junto a Gram Parsons dio varios frutos bien jugosos: una serie de canciones rebosantes de entendimiento, emoción y preciosismo vocal.  “Love Hurts” (brillante composición del matrimonio Bryant), “We’ll Sweep Out The Ashes In The Morning”, “A Song For You” o “In My Hour Of Darkness” son sólo algunos ejemplos.  Después, Buck Owens, Roy Orbison, Linda Rondstadt, Dolly Parton, Neil Young, Steve Earle, Elvis Costello y (el último por el momento) Mark Knopfler (entre muchos otros) también compartirían interpretaciones con Emmylou.

Durante la grabación de sus dos primeros discos, “Pieces Of The Sky” y “Elite Hotel” (ambos de 1975), Emmylou contó con el apoyo de los músicos que habían tocado en el “G.P.” y “Grievous Angel” de Gram Parsons (algunos de los cuales habían acompañado también a Elvis): Glen D. Hardin y James Burton son, quizás, los más destacados.  Este fue el comienzo de la llamada “Hot Band”, que seguiría arropando a Emmylou hasta finales de los 80.

  De su primera época me gustan muy especialmente canciones como “From Boulder To Birmingham” (dedicada a Gram Parsons tras su estremecedora muerte), “Too Far Gone” (su primer single) o “The Bottle Let Me Down” (el clásico de Merle Haggard).

Hoy, a sus 60 años, Emmylou Harris sigue grabando, realizando colaboraciones (¿no han visto el “All The Roadrunning”, junto a Mark Knopfler, en las estanterías de las tiendas de discos?: muy recomendable…), ofrenciendo conciertos, participando en homenajes (innumerables los dedicados a Gram Parsons; el útimo, un tributo a Porter Wagoner), concediendo entrevistas, y así hasta completar un largo etcétera. 

Su entrada en el Country Music Hall of Fame es un honor merecido.  Así pues, el Auditorio Ryman quiere dar la enhorabuena a su madrina (¡gracias por acordarte de nosotros en 1992!), gritando…

Long live the Queen!

sábado, 16 de febrero de 2008

La aristocracia del country: The Carter Family

Bienvenidos de nuevo. Gracias por la cordial acogida. Right…. Empezamos de verdad. Los primeros invitados al Auditorio Ryman son… la NOBLE Familia Carter. Sí, NOBLE. Tan respetado es su linaje que a menudo se le aplican calificativos como: “la primera familia de la música country”, “la familia real del country” o “los miembros fundadores de la aristocracia country”. Una obra de referencia sobre el country que me regaló una persona muy especial comienza su reseña acerca de la Familia Carter describiendo una de las fotos más recurrentes del trío original.

Traduzco: “Parecen miembros de una familia real del siglo XIX asomándose al mundo a través de docenas de portadas de discos antiguos… Ninguno de los tres rompe a sonreír, ninguno hace gesto alguno, A. P. Carter siempre de pie, generalmente entre las dos mujeres. La ausencia de joyas, el maquillaje inexistente, el color oscuro del traje, lo sobrio y lo conservador de los vestidos… ataviados los tres como cualquier familia del Sur antes de ir a Misa. Es como si supieran que habrían de cambiarle la cara a la música americana, lo cual era una labor importante que requería una imagen seria. Ahí queda eso.

La Familia Carter procedía de Maces Spring, Virginia. La formación original de grupo la compusieron A. P. Carter, su mujer Sara (Carter) y Maybelle Carter (casada con un hermano de A. P.). En 1927 decidieron acudir a Bristol (justo en la frontera entre Virginia y Tennessee), en respuesta a un anuncio de periódico que ofrecía audiciones a los músicos de la zona. La casa de gramófonos RCA Victor los vió, se maravilló y organizó una sesión de grabación que formó parte de lo que hoy se conoce como las “sesiones de Bristol” (Jimmie Rodgers también participó en las mismas, aunque no llegó a coincidir con los Carter; lo haría más tarde, en 1935).

A partir de entonces el éxito de la Familia Carter se hizo patente gracias a la creciente distribución de los dos bastiones tecnológicos de la “industria discográfica” de la época: el gramófono y la radio. Así, durante la década de los 30, el día a día de los Carter se llenó de grabaciones (casi 300 en total: para RCA Victor, Decca y otras casas), apariciones en la radio, espectáculos y tours. Su música llegaba a todos los rincones del país.

El deterioro de la relación entre A. P. y Sara forzó la ruptura del grupo en el año 1943. A. P. volvió a casa. Sara se retiró. Maybelle, sin embargo, decidió continuar la carrera musical de la Familia Carter, acompañada de sus tres hijas: Helen, June y Anita. Fue durante los años 50 cuando las cuatro entraron a formar parte del cast habitual del programa de radio Grand Ole Opry. Para entonces ya eran leyenda.

La gracia de la Familia Carter reside, creo yo, en su vinculación (clara y abierta) con los valores tradicionales americanos. Nadie antes había hecho algo tan simple como grabar canciones sobre los "ups and downs" de la vida (corría el 1927). La mayor parte de estas canciones llevaban décadas sonando en el seno de las familias de media América. La Familia Carter fue fiel a este carácter auténtico, y eso les bastó. Además, las prodigiosas cualidades musicales del trío original resultaban (cuando menos) admirables. La peculiar forma de Maybelle al tocar la guitarra tiene nombre propio: “the Carter scratch”; y la voz de Sara (dicen: las grabaciones que tengo no dan para tanto) era tan transparente que dejaba entrever su estado de ánimo en todo momento.

Merecen especial atención (no quiero aburrirles con títulos como “Single Girl, Married Girl”) las siguientes canciones de la Familia Carter: “Wildwood Flower” (se vendieron 120.000 copias en el año 1929…); “Keep On The Sunny Side” (convertida en un standard del country), “Will The Circle Be Unbroken?” (que daría título al concierto-homenaje por la Nitty Gritty Dirt Band que aún no tengo en mi haber…); “John Hardy Was A Desperate Little Man” (la revista británcia Uncut,Take 129, en un reportaje sobre el disco “John Wesley Harding”, asegura que Dylan se inspiró en el personaje de la canción de la Familia Carter, cambiando “Hardy” por “Harding”…); y, finalmente, “No Depression In Heaven” (la canción de A. P. Carter que llamó la atención de Uncle Tupelo, lo que dio lugar al nacimiento de un movimiento reivindicativo por la vuelta a las raíces del country durante los años 90).

Por último, me gustaría aclarar el hecho de que el término “Familia Carter” puede llegar a abarcar a artistas como Johnny Cash o Nick Lowe. Si, Nick Lowe. “Familia Carter” se utiliza en tres sentidos: (a) “The Original Carter Family”, que hace referencia a los tres miembros fundadores del grupo (A. P., Sara y Maybelle); (b) “The second generation”, la formación constituida por Maybelle y sus hijas; y, finalmente (c) “The extended Carter Family”, que incluye a artistas como Carl Smith y Johnny Cash (primer y tercer esposo de June Carter, respectivamente), Carlene Carter (hija de June Carter), Nick Lowe (tercer marido de la anterior), y Rosanne Cash (hija de Johnny Cash). Lo sé, lo sé, no hay quien se aclare… Aquí tienen el árbol genealógico para que puedan hacerse una composición algo más palpable.

Bueno, muchísimas gracias por su atención. Esto es todo por ahora. Espero no haberles aburrido. Ya saben: "Keep on the sunny side of life."

domingo, 10 de febrero de 2008

Bienvenidos al Auditorio Ryman


Welcome, ladies and gentlemen  Aquí comienza la andadura de este espacio virtual destinado a… all things country: un escenario que intentará dar cobijo a los protagonistas de este género musical connaturalmente (aunque no exclusivamente) americano.  Los artistas de ayer y de hoy, los grupos más y menos cool, las canciones sobrias, las horteras y las que hablan de esa small town America que tanto me conmueve, los álbumes mejor considerados y los más inesperados, las modas, las películas y la literatura de esencia puramente country… todo tendrá cabida en el Auditorio Ryman.

El objetivo de esta (mi primera) experiencia con un blog es doble: por un lado, obligarme a aprender todo lo que aún no sé (que es mucho) acerca de un género musical que me ha venido llamando la atención especialmente en los dos últimos años; por otro, compartir mi ilusión (y mis pequeños descubrimientos) con todo el público del Auditorio.

 He creído que el nombre Auditorio Ryman (traducción literal del inglés Ryman Auditorium) podía representar de forma bastante fiel el espíritu country que predominará en este blog.  La historia de este Auditorio se encuentra ligada (entre 1943 y 1974, y desde 1994 hasta ahora) a una pieza clave en el rompecabezas de la música country, el programa de la emisora de radio WMS, de alcance nacional desde el año 1939: el grandísimo (valga el énfasis) Grand Ole Opry.  La lista de artistas que han pisado el escenario del Auditorio es interminable (Elvis Presley, George Jones, Loretta Lynn, Dolly Parton, Marty Robbins, Bob Dylan… Elvis Costello, Wilco, Bright Eyes, ETCÉTERA). También son numerosos los álbumes y espectáculos grabados desde el Ryman Auditorium: los más famosos son, quizás, el show de Johnny Cash, los directos de Patsy Cline y Emmylou Harris y el reciente Heart of Gold de Neil Young.

Mucho me temo que entre los subgéneros country (por llamarlos de alguna manera) más representados en este Auditorio se contarán tanto el country clásico (Jimmie Rodgers, Hank Williams, The Carter Family, Lefty Frizzell, Porter Wagoner, etc.), como el country-rock (Gram Parsons, Gene Clark, The Dillards, Mike Nesmith, etc.), así como el “contempopráneo” alt.country o Americana (Uncle Tupelo, Wilco, The Jayhawks, Lucinda Williams, Ryan Adams, etc.).  Niños bonitos como The Byrds o The Flying Burrito Brothers también estarán entre mis artistas invitados: eso sí, les trataré con el respeto que merecen; ese que un día un tal “drugstore truck-driving man” les negó.

A todos aquellos a quienes el country les suene (¡sólo!) a Rústicos en dinerolandia  quizás podrían interesarles los siguientes hechos, genialidades y ocurrencias: a ver…  Elvis hizo country (Elvis Country, 1971), Los Rolling Stones palparon el country(-rock) (“Dead Flowers”, 1971), Bob Dylan se rindió al country (Nashville Skyline, 1968), Johnny Cash es country…  Ladies and gentlemen, ¡hasta Los Beatles se dejaron seducir por el country (“Rocky Raccoon”, 1968)!

En fin, sólo me queda esperar que se animen a embarcarse conmigo en esta experiencia.  Si es así, les invito a sentarse y a disfrutar del espectáculo.